El único modo de solucionar todo esto es batirnos en duelo al amanecer, darnos la espalda, caminar diez pasos en direcciones opuestas, girar ciento ochenta grados y disparar al par de pesados que nos acompañan a todas horas. Tú al mío y yo al tuyo.
Fotografía de Gianfranco Meza
Este texto pertenece a una serie (abierta)
de relatos hiperbreves inspirados en fotografías.
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