viernes, 23 de septiembre de 2011

El negociador


Cruza el cordón policial, sube hasta la azotea y entabla conversación con el tipo de la cornisa. Que si no te preocupes que estoy aquí para ayudarte, que si la vida es bella, que si mejor relativizar las cosas, que si hay un montón de gente que te quiere, que si piénsalo bien antes de hacer una estupidez... El chico está decidido, así que no te acerques que me tiro, no me vengas con cuentos, qué sabrás tú cómo estoy yo, esta vida es una mierda, no me queda otra salida... El negociador sale a la cornisa, se sienta a su lado, y para qué te voy a engañar, chaval, a mí me da igual que te tires o no, pero no me vayas a joder tú ahora, que la cosa está fatal y si no consigo convencerte, el inspector jefe, que está ahí abajo, observándolo todo, me echa de patitas a la calle, que me la tiene jurada, ya me lo advirtió, otro muerto y a la calle, así que vamos, déjate de estupideces y entra. El chico sonríe y que si así no me das ninguna pena, que si no vas a evitar que me tire, que si nada de lo que digas me hará cambiar de opinión... Está bien, interrumpe el negociador, en eso tienes razón. Además, ya he escuchado bastante. Se afloja el nudo de la corbata, suspira y se lanza al vacío. El chico observa unos segundos el cuerpo tendido en la acera y entra al edificio para entregarse.

Imagen tomada de aquí