Cuando quiero dejar volar la imaginación me acomodo en la butaca y clavo la vista en la pantalla. Cuando quiero dejar la mente en blanco, además, la enchufo.
Cuando quiero dejar volar la imaginación me acomodo en la butaca y clavo la vista en la pantalla. Cuando quiero dejar la mente en blanco, además, la enchufo.
Hacinamos a esos seres en salas insalubres, privándoles de la libertad, y los atiborramos con sucedáneos alimentarios para que engorden al límite de su capacidad corporal.
Entonces, en lo que puede considerarse una fuga de la rutina o un acto de libertad, otros seres nos los comemos, amontonados en lugares carentes de higiene, y engordamos como animales.