Me levanto, me aseo, desayuno, me visto, cojo los bártulos, hasta ahí todo bien, pero en cuanto cierro la puerta para ir al trabajo y palpo en un movimiento reflejo mis bolsillos, me doy cuenta de que me he dejado las llaves dentro. Del piso contiguo sale un vecino en bata (digo un vecino, porque no es mi vecino); me echa un vistazo rápido y antes de cerrar la puerta dice, ah, es usted, con un aire de decepción. Miro alrededor y la puerta no es la puerta de mi piso ni el rellano es el de mi edificio. Además, ¿dónde está mi felpudo? Bajo las escaleras y al llegar al tercero, donde viven los vegetarianos, me invade un olor intenso, a cocido o algo parecido. En el primero me cruzo con una chica (de una belleza nunca antes vista) cargada de bolsas que me pregunta hoy no me ayudas a subir la compra, vecino, a la vez que me hace un guiño pícaro. Lo siento, tengo prisa, me disculpo, y desaparezco bajando escaleras de dos en dos. Al llegar abajo la portera (en mi edificio no había portería) me da los buenos días y me dice que hoy no tengo correspondencia. Salgo a la calle, y me siento desorientado. Ésta no es mi calle. Me miro en el cristal de la joyería (en mi calle jamás ha habido una joyería) y afortunadamente no reconozco el rostro que se refleja. Me quedo, pues, más tranquilo.
Si te toman el pelo, toma la calle.
Manifestación internacional del 15 de octubre.
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17 comentarios:
La idea es buena, completada con el título. Quizá me falte pulir la manera de expresarla, la lectura se me hace algo espesa. O soy yo claro, jeje
A ver más opiniones.
Un saludo indio
A mí me parece buenísimo, fantástico ese mundo que se torna completamente diferente una vez se ha cerrado la puerta, sin posibilidad de volver a entrar y cambiar el curso de lo que va aconteciendo después. Solo me ha parecido que no hacía falta decir que la portería no existía antes, yo lo daba por descontado, ya que todo es distinto, incluso él, buen final. Un micro con todos los ingredientes, Víctor.
Más que mudanzas parece que se le haya mudado el tino.
Hay gente así, el mundo está al revés bajo sus puntos de vista.
Saludos.
Más tranquilo se puede sentir, eso sí, no sé cómo va a volver a casa, sin llaves y sin saber quién es jeje. Muy bueno
Saludillos
Me copio el comentario de Maite, totalmente de acuerdo incluido lo de la portería, creo que no es necesario. Y añado que es un micro muy visual y hasta se puede oler ese cocido...
Besitos
Y es capaz de quedarse tan tranquilo? Pues yo me volvería loca...
Besos desde el aire
Creo que todos hemos sentido esa mudanza, ese estar en otro cuerpo, en otro ser, en otra existencia. Algunas veces la vida nos vida, como si fuera otra diferente a la nuestra.
me ha gustado.
Un abrazo
Me ha gustado el ritmo, la sucesión de imágenes sorprendentes, variadas, y el final, claro. Tiene cierto parentesco con algunos sueños.
Abrazos.
Me ha gustado mucho es microrrelato, Vítor, es genial cómo este hombre va perdiendo su vida hasta que al final incluso pierde su propio físico. Excelente.
Excelente y muy redondo!
saludos.
intenté dejar un comentario antes yno hubo manera, vaya latrazo el blogger.
Te decía que este micro me gusta mucho porque es un ade mis debilidades la literatura del extrañamiento.
Es lo que yo, creo que ya lo he dichootras veces de micros tuyos (como aquel del parte meteorológico en la radio y el conductor ) muy Merino.
Abrazo!
..lo que yo llamo muy Merino quise decir...
No sé si me vas a creer, David, pero intenté que la lectura se hiciera algo espesa, con repeticiones y eso. Pero viendo algunos de los comentarios, quizás no dé el resultado que yo esperaba. Nada, a la carpeta de revisión y a ver qué pasa. Un abrazo, Indio.
Gracias, Maite. Repito lo que dije hace unas pocas líneas a David, la reiteración era intencionada. Si te fijas, también sobraría la de la joyería. Un abrazo, y gracias por la sinceridad.
Pues sí, Enmascarado, la gente no está muy bien de la cabeza. Pero nada, tú, a ver quién lanza la primera piedra... Abrazos.
Total, Puck, esa ya no es su casa. Poco le importará volver a ella. Lo difícil va a ser encontrar la suya, la verdadera. Un abrazo.
Si has podido oler ese cocido, Elysa, ya me doy por satisfecho. Un abrazo y gracias por comentar.
Viendo cómo están los bancos, Rosa, si no es ahora será luego, pero acabará de patitas en la calle. Abrazo.
Me alegra que te gustara, Xavier. Ese ser otro, aunque sea un rato, es un deseo de todos. Un abrazo.
Pues a mí me ha gustado (y animado) tu comentario, Susana. Una abraçada.
Gracias, Manu. Me gustan las disecciones que hacéis a mis micros y que acaban mostrándome entrañas que desconocía. Abrazos.
Muchas gracia, Neogeminis. Seguimos intentando pillar el ritmo. Un abrazo.
Sí, Rosana, este blogger también me está hartando un poco a mí. Cualquier día lo cambio por wordpress... Que digas que este micro es muy Merino me honra, porque Merino es mucho Merino. Y sí, es evidente (y no sólo por tu micro de la fila) que el extrañamiento es una de tus debilidades. Un abrazo, Rosana.
Eso sí que es un cambio radical, Víctor. Buena pieza!
Abrazos
Mientras mejore el homónimo de la tele ya me satisface, Gemma. Gracias por pasarte. Una abraçada!
En verdad me gustó mucho, Víctor. El final es perfecto y muy tranquilizador.
Saludos.
Gracias, Mar. Eso quise, más o menos, indicar con el final. Es motivo de preocupación ver que tu casa no es tu casa, pero esa preocupación puede desaparecer si te das cuenta de que tú tampoco eres tú. O sea, que la nueva casa puede ser la casa de tu nuevo "yo". No sé si me explico. Bueno, sí, lo sé. No me explico. Un abrazo, Mar.
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