Salgo del portal y empiezan a caer a mi alrededor un montón de trocitos de papel. En algunos caben palabras enteras, en otros sólo letras. Cuando cesa la repentina lluvia impresa, puedo leer en el mensaje que se ha formado a mis pies que me acaban de secuestrar y que ya puedo empezar a preparar un rescate de seis ceros. Doy media vuelta, subo a casa y me encierro con llave para no salir de aquí nunca más.
Criptografía
Hace 4 días
20 comentarios:
Me han gustado mucho los dos cuentos del vendaval, prefieriendo el cuentito anterior por haberme transmitido la continuidad de la historia (los comparo porque ambos poseen una línea común unicada en dos ficciones distintas.
Me gusta mucho como escribes!
felicidades
Juan, no es de extrañar este tipo de cuentos en Víctor Lorenzo. Es un gran microrrelatista.
Genial, me gusto mucho y tengo que admitir que este más que el anterior, pero sin el anterior este no me hubiera gustado tanto...
El punto es que es genial.
Saludos.
Muy obediente.
Un abrazo.
Hay que tener cuidado con las premoniciones.
Buen final, Víctor.
Secuestrado en su propia casa. Muchas veces somos nosotro mismos los que nos encerramos.
Me ha gustado mucho
Muy bueno Víctor.
Por cierto, yo sigo "secuestrado" en este blog y creo que no quiero ser liberado, jejje
Un saludo indio
no hay dos sin tres y la tercera suele ser la vencida. Hoy, descubrí lo que encerraba el micro. Genial.
Este autosecuestro me ha parecido magnífico. Enhorabuena.
Estupendo, de algún modo me trajo a la memoria a "Última hora", micro por el que ya sabes, siento cierta predilección.
Muy bueno, Víctor
Es muy bueno este microrrelato, me ahce evocar uno de Romagnoli, y la imagen es igualmente buena.
Un abrazo
Genial Víctor ¡Me gustó mucho!
Besos
Me ha recordado a esas cartas que envían los secuestradores recortando letras de revistas para que no les reconozcan la letra. Potente imagen la de los papelitos.
Me halagan tus comentarios, Juan, pero sobre todo me alegro de que te gusten estos micros. Ya sabes: pásate por aquí cuando quieras. Un saludo.
No te pases Esteban, que no te voy a dar ninguna propina. Un abrazo.
Son como complementarios, Marcia y cia., pero está bien que te decantes por uno de ellos. Un abrazo a todas.
Demasiado, Torcuato, demasiado. Un saludo.
Más que tener cuidado, Maite, hay que saber elegir nuestros caminos. Que son premoniciones, no órdenes. Un abrazo.
Ahí estaba el quid del micro, Su. Y tú lo viste a la perfección. Un abrazo.
Indio, si me pagan un rescate (unos bisontes, unas pipas de la paz o de lo que sea, y un sombrero de plumas) yo te libero al instante. Mientras, habrá que acostumbrarse al síndrome de Estocolmo. Un abrazo.
A veces lo relatos, Tuti, necesitan más de una lectura. Y eso puede significar dos cosas: o que no son claros, o que esconden ciertos guiños para resolverlos. Escoge qué opción prefieres. Un abrazo.
Me alegro que te gustara, Lola. Un placer leer tus comentarios. Abrazos.
Sí, Jesus, algo de determinismo sí que tienen ambos relatos. Porque... ¿todo -incluso el futuro- está ya escrito, no? Un abrazo y felicidades ne nuevo por tu aniversario.
¿Qué relato de Romagnoli te recuerda, Baizabal? ¿Me puedes enviar el enlace a ese cuento, o su título? Un abrazo.
Me alegra que te gustara, Claudia. Un abrazo y nos vemos en las semis.
Más o menos, Manu, por ahí iban los tiros. Aunque en este caso el secuestrador es el azar. O el mismo secuestrado, según cómo se mire. Un abrazo.
Jaja bastante bueno ;)
El "bueno" me alegra; el "bastante" me incita a mejorar. Un saludo, Deigar.
Mew apasionan los microrelatos, esas historias de pocas palabras que le permiten al lector una participación distinta.
Abrazo
Pues si te gustan, Cloe, date una vuelta por aquí o por cualquiera de los enlaces que tengo el la barra lateral. Un saludo y gracias por el comentario.
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