lunes, 26 de julio de 2010

Ida y vuelta


Cuando cierro el cómic –debo estar a punto de llegar a mi destino- veo mis manos llenas de arrugas, envejecidas y huesudas. A mi alrededor sólo hay gente mayor. En el esquema del recorrido del metro, sobre la puerta del vagón, en lugar de los nombres habituales de las paradas están anotadas las palabras nacimiento, infancia, juventud, madurez, vejez y muerte. El tren se detiene bruscamente en la estación de la vejez y entran a empujones los ancianos y alguna joven despechada. Cansado y achacoso, no sé si conseguiré salir del metro antes de que se cierren las puertas.

21 comentarios:

Víctor dijo...

Sí, es posible que os suene el micro. Se trata de una versión del cuento publicado en mayo "Viaje de ida". Como no tuvieron suerte en los concursos en los que participaron, los dejo aquí a ver si tienen más suerte.

David Moreno dijo...

Sí me suena sí. ¿podrá escapar de esa última estación a tiempo?
Me gustó Víctor. Viaje sólo inevitablemente de ida ¿o no?

Y los concursos, lo de siempre.

Un saludo indio

Anita Dinamita dijo...

Pues si no le da tiempo será que no tenía que salir ahí y en la próxima estación también descubrirá cosas nuevas, y dejará de estar cansado y achacoso.
Me gusta!

Mar dijo...

Que corra!, ¡Que empuje! quizá hasta pueda evitar la entrada de algunos por suerte.

Saludos

Martín Gardella dijo...

Pensé lo mismo que el indio. ¿Porqué el título dice que es un viaje de ida y vuelta? ¿Acaso existe la posibilidad de una regresión una vez llegado a viejos y volvemos a ser fetos, y así hasta el infinito?

David Baizabal dijo...

Sí, sí me sonaba. Me gusta la imagen de la joven despechada, un buen contraste con el intento de salir del vagón.

Saludos

Maribel Romero dijo...

La vida es un viaje y hay que disfrutar de cada parada. Buen símil.

Lola Sanabria dijo...

Me gustó. No entiendo, como te dice Indio, lo de ida y vuelta en el título ni lo de la joven despechada en la estación vejez. Debe de ser que hoy estoy muy espesa.

Abrazos.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

...de ese tren no es muy conveniente bajarte...es preferible intentar prolongar todo lo que se pueda el trayecto!

Saludos.

Gi dijo...

Y uno ni siquiera sabe en qué estación terminará su propio recorrido
Muy bueno, Víctor!

Esteban Dublín dijo...

El final me parece fabuloso, Víctor. No logro entender el título del todo.

Víctor dijo...

Esa pregunta sólo él puede responderla, David. Y lo de los concursos, lo sé, lo de siempre... Un abrazo.

Menudo conformismo, Anita. Yo buscaría la parada de emergencia, por si acaso. Un abrazo.

Echadle una mano las cuatro, Marcia. Quizás así logre escapar. Cuatro abrazos.

Yo todavía no lo he probado, Martín, pero si consigues bajar en la penúltima estación, quizás entres en esa espiral que apuntas. Un abrazo internacional.

Lo viste bien, Baizabal: hasta la estación de la muerte no sólo llegan ancianos. Un saludo.

Víctor dijo...

Gracias Maribel. Me alegra que te guste. Un abrazo.

Lo de ida y vuelta, Lola, es porque todavía no ha llegado a la última estación, y la esperanza es lo último que se pierde. Lo de la joven despechada, como dije a Baizabal, es porque no sólo llegan ancianos al final de trayecto. Un abrazo, Lola.

Así es, Neogeminis. Hay que apurar el billete, e intentar regresar. Un abrazo.

Hombre, Gi, si el tren se para en la estación de la juventud y se queda ahí averiado, la verdad es que no estaría nada mal. Lástima que siempre hay alguien dispuesto a reparar la avería. Un abrazo.

Todavía no ha llegado al final de trayecto, Esteban. De ahí la posibilidad de regresar. Un abrazo internacional.

BB dijo...

Si,siempre hay alguien, despechado, que se sube al vagón equivocado. Creo que si te empeñas,
logras salir antes de que se cierren esas puertas y te quedes atrapado en ese viaje sin retorno.
Me ha encantado este micro.
Un abrazo
BB

Lola Sanabria dijo...

Gracias Víctor, por tu aclaración. Ahora sí que no lo veo. La esperanza no se pierde, vale, pero volver, desde mi punto de vista, nunca se vuelve a la estación de partida, hay desvíos etc. En cuanto a la joven, no es que entre en la estación de la muerte o algo así, entra en la de la vejez. Me valdría si pusieras una joven despistada pero ¿despechada, por qué? Son dos pequeños detalles que yo creo que no le vienen bien a un excelente micro como éste.

Abrazos mañaneros.

Maite dijo...

Hay trenes de los que es imposible bajarse, ni siquiera tirándote en marcha, porque el resultado final...sería el mismo. No hay escapatoria, habrá que intentar que el viaje resulte un paseo delicioso. Un abrazo, Víctor

Víctor dijo...

Me alegra que te encantara, BB. La lástima es que esta vida es un vagón equivocado. Un abrazo.

Cuando me toque, Lola, intentaré coger el tren de regreso. Que lo consiga o no es otra cosa. Pero por intentarlo que no se diga. ¿Despechada? Nada, bueno, porque una despechada (o un despechado, ojo, que sólo fue "-ada" para contrastar con el prota) envejece (o al menos lo parece) a una gran velocidad. Pero bien, tienes razón, podría cambiar un par de detalles. Por lo menos. Un abrazo vespertino, Lola.

Eso mismo, Maite. Habrá que ir mirando por las ventanillas y disfrutar del viaje. Un abrazo.

Unknown dijo...

Para mí lo de Ida y vuelta está claro, la ida es la vida, el viaje hacia adelante, la vuelta es el regreso al no ser. Muy poético lo de la joven despechada.

Víctor dijo...

Es una opción, Patricia. Y me alegra que te gustara lo de la joven despechada. Un abrazo.

Avelino Vallina dijo...

No me hagas mucho caso, pero creo que no logrará salir del vagón.
Buen relato y enigmático su título.
Saludos.

Víctor dijo...

Va, Avelino, por intentarlo no se pierde nada. Un abrazo.