Su método infalible para evitar la muerte consistía únicamente en negar su existencia. Si no está presente en mi mente tampoco lo estará fuera de ella, argumentaba. Cada mañana, al despertar, se repetía una y otra vez -en voz baja- que la muerte no existía, que no era real. Realizó con inmejorables resultados el mismo ritual durante años, durante lustros, durante décadas. Incluso después de muerto.
Criptografía
Hace 3 días
20 comentarios:
No cabe duda de que lo consiguió...
Muy bueno!
tus micros tienen un no sé qué que sé yo que siempre me dejan traspuesta.
Muy bueno Víctor. Y el narrador le acompaña en la inmortalidad.
Besos,
No hizo otra cosa que pensar en ella, hasta que se la llevó
tras de sí, al otro lado...
Me ha encantado, Victor
Un abrazo
BB
Buen micro. Destaco la hábil dosificación de la tensión. Sorpresa final con elementos muy simples. En resumen: muy zen.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
En definitiva no esperaba el final. Fantàstico, logró la inmortalidad.
Saludos
Lo importante es creer, en lo que sea.
Abrazo
La constancia le dio su premio. Buen micro, Víctor.
Un abrazo
Me ha gustado, Víctor. Porque está bien escrito y porque soy especialmente sensible al asunto de la inmortalidad. Me provoca una infinita piedad ese pobre sujeto que no para de negar la muerte, incluso después de muerto.
muy bueno. Exacto, preciso y a la vez incierto, como la vida o como la muerte.
Saludos
Entonces la táctica le dió resultado! jejeje
Curiosamente mi última post se titula "Eternidades"...se ve que se trata de un tema que nos convoca a muchos! jajaja
Saludos!
Otra versión de "la realidad que nos inventamos"
Muy bueno!
la muerte es muy suya..
Difiero con su método. Para ser inmortal, lo mejor es NO ser ignorado. Yo sólo aspiro a ser recordado siempre por alguien... ´
Enhorabuena por ser finalista en el concurso de artesanía.
Un saludo indio
Eso parece, Mariajesus, eso parece. Un abrazo.
Me gusta que te guste, Anita Dinamita. Un saludo.
Pues a recuperarse, Tuti, porque vienen más micros... Un abrazo, y gracias por comentar.
Ahí, Claudia. No me fijé en lo del narrador hasta que lo dijiste. Me salieron dos inmortales cuando sólo quería uno. Un abrazo.
Me alegra que te gustara, BB. Y sí, queda la cosa poco clara sobre quien de los dos cruza la línea. Un abrazo.
Primero que suelte la guadaña, Jesús, no vaya a ser que secándose los ojos de los saque no la punta de la hoja. Un saludo.
Zen... quiu, Pablo. Buena disección de unas pocas líneas, que te agradezco. Una abraçada.
¿Os engañé a todas, Marcia y compañía? Nada, me doy por satisfecho. Cuatro abrazos.
Qué bien narrado está. Y el final, espléndido.
Yo creo en la incredulidad, Cloe. ¿Sirve? Un abrazo.
A ver cuando la constancia me da el mío, Maite. Un abrazo.
Coincidimos en el gusto por el tema de la inmortalidad, Javier. Y sobre el personaje... bueno, un trasunto del miedo a la muerte (o a lo que venga después) que tenemos todos. Un abrazo y gracias por comentar.
Vaya tres adjetivos que se llevó el micro. Se habrá quedado contento. Un abrazo, Sandro.
Eso de la inmortalidad, la infinitud, la eternidad... son temas universales, Neogeminis. De ahí la causalidad/casualidad. Un saludo.
Bienvenida a las Realidades para Lelos, Gi. Me alegra que cruzaras el charco para comentar. Hay que inventarse la vida, antes de que empecemos a plagiar a alguien. Un saludo y hasta la próxima.
Mejor, Jordim, mientras sea suya no será mía. Una abraçada.
Ya decían los clásicos aquello del "non omnis moriat", Indio. Y mucha razón tenían porque todavía los recordamos. Sobre lo de artesanía... a ver si hay surte y salgo entre los premiados. Abrazos.
Qué buen comentario, Esteban. Me alegra que te gustara. Un abrazo internacional.
Jeje, ojalá fuese tan fácil... Finalmente la hizo presente cada uno de sus días hasta la eternidad.
Un abrazo finito
Pues sí, NiñoCactus, ojalá fuera tan fácil. Pero con mejores resultados. Un abrazo.
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