lunes, 25 de octubre de 2010

Demiurgo


Seguimos, como cada lunes, con los nanorrelatos de mi "Caja de cerillas", historias en diez palabras o menos. Algunos de los que iré publicando en esta sección participaron -sin éxito- en el II Premio de Nanorrelato organizado por el Taller de Escritores de Barcelona. Otros no. Pueden leer el fallo del concurso aquí, y aquí pueden dejar sus comentarios y opiniones.


Demiurgo

Sólo existo mientras me lees, maldito asesino.



24 comentarios:

Anónimo dijo...

Sencillamente genial.

Un saludo.

Maite dijo...

Fantásticamente demoledor, como debe ser un nanorrelato.

Torcuato dijo...

Todos somos creadores de realidad con nuestra participación.
Un abrazo.

David Moreno dijo...

Es la fuerza de los nanorrelatos, que siguen y siguen. El de hoy, demoledor como han dicho.

Un saludo indio

odys69 dijo...

Excusa divina: Siento haberte matado, pero también te he dado la vida varias veces :-)

Anita Dinamita dijo...

He sido cruel y he tenido que matarte varias veces, para llegar hasta el fondo de tus entrañas!

AGUS dijo...

Funciona. Es muy efectivo. Y agresivo. Incluso, con las dos últimas palabras hasta cobra vida propia. Enhorabuena.

Un abrazo

Los pretendientes de Ligeia dijo...

Esperemos la resurreción de la relectura. Saludos

Claudia Sánchez dijo...

Muy bueno Víctor! El demiurgo todopoderoso.
Besos,

Propílogo dijo...

Ya te lo han dicho. Funciona. Ésa es la palabra. El final es una bofeteda al lector, que se siente (me siento) culpable, y quiere volver atrás.
Funciona, sí. Muy bien diseñado.
Saludos
Gabriel

Manu Espada dijo...

Como dice Agus, es como si fuera un texto con vida propia, muy bueno.

Esteban Dublín dijo...

Lejos, este nano debería estar, al menos, entre los finalistas. Quisiera saber cuál fue el jurado de ese certamen, porque por lo que a mí respecta, se quedaron muy cortos en la elección.

Mar dijo...

Excelente, Víctor.

Saludos.

R.A. dijo...

Pues resulta que se te dan bien las cerillas. A mí es un subgénero que me parece difícil, unas veces me sale otras no. Le tengo que pillar el tranquillo. Sigamos encendiendo, una a una las cerillas. ;)

Abrazo

Pablo Gonz dijo...

Si interpretamos este nano como si fuera el texto quien habla (que es como yo lo interpreté), deberíamos entender que él existe mientras es leído y que está muerto antes y después de este acto. Por ello, el maldito asesino también fue el benéfico creador, ¿no? O sea, que me he liado vilmente.
Lunes espeso,
PABLO GONZ

Víctor dijo...

Sencillamente gracias, Alberto. Un saludo.

Demoledoramente gracias, Maite. Un abrazo.

Claro que sí, Torcuato. El lector es un dios que (casi) todo lo puede. Un saludo.

Gracias, Indio. Sin embargo, se quedó sin premio alguno. Nada, a seguir intentándolo. Un abrazo.

Excelente excusa, Alberto. Mientras continúes leyéndolo de vez en cuando, te dejo que lo vayas matando. Un abrazo.

Víctor dijo...

¿Y qué encontraste en las entrañas, Anita? ¿Algo interesante? Un abrazo.

Las dos palabras últimas son la base del nanorrelato de hoy, Agus. Incluso te diré que son las primeras que pensé, antes de darle la forma definitiva. Un abrazo.

No esperéis, Pretendientes; resucitadlo vosotros mismos de vez en cuando. Un abrazo.

Gracias, Claudia. Todos vosotros os convertistéis en demiurgos. Un abrazo.

Espero que no os haya dado mucha pena matarlo, Manu. O por lo menos, que una vez matado, lo hayáis vuelto a leer. Gracias y un abrazo.

Víctor dijo...

Sobre tu primera frase, Esteban, no opinaré, porque soy el autor de este cuento y mi opinión de él es la de un padre. Pero sobre la segunda parte de tu comentario, estoy totalmente de acuerdo, como ya dije en la Inter. Un abrazo internacional.

Muchísimas gracias a todas, Marcia y compañía. Abrazos para todas.

Intenta pillarle el tranquillo, Rosana. La verdad es que cuando te sale alguna de buena, te quedas muy contento. Eso sí, tengo una papelera (de reciclaje) llena de cerillas que no acabaron de prender, no te creas que me salen como churros. Me alegra un montón que te gusten, de verdad. Un abrazo y nos vemos en Liliput.

Propílogo, me olvidaba de ti, disculpa. Me alegra que te guste. Y si te siente culpable, vuelve a leerlo y resucítalo de nuevo. Un abrazo.

Sí, lo pillaste, Pablo. Exactamente eso quería decir. El lector (además del autor) es quien le da la vida al texto. Aunque también la muerte al terminarlo. Cosas de la vida. Y de la muerte. Un abrazo mientras sigo esperando (y desesperándome) esos salivazos.

Manuel dijo...

Me ha gustado ser un canibal. Depredar estas frases.

Víctor dijo...

Pues nada, Manuel, a seguir mordiendo por aquí. Un saludo y gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

Tantas formas de morir como de interrumpir una lectura. Saludos.

Víctor dijo...

Y todas ellas verosímiles, Kokichuelo. Bienvenido a las Realidades para Lelos y gracias por comentar. Un saludo.

Acuática dijo...

Increíble. Me gustaría que fuese tu segundo micro en mi microteca... ¿puedo?
Un saludo
:)

Víctor dijo...

No me puedo negar, Acuática, si dices que te gustó. Llévatelo a la microteca y que lo sigan matando y resucitando ahí. Un abrazo.