Aunque me portaba bien todo el año, ellos no lo tenían en cuenta y nunca me traían lo que les pedía. Y yo no entendía por qué. Nosotros en casa éramos pobres, y ellos reyes, o sea, que se lo podían permitir. Año tras año, desenvolvía el regalo, esperanzado, y sacaba un rompecabezas, un balón, un libro, pero jamás nada de lo que yo había escrito con buena caligrafía en la carta. Los muy desagradecidos, además, no dudaban en beberse la copita de moscatel y mordisquear los polvorones que les dejaba al lado del árbol, antes de marcharse a casa del vecino donde -a él sí- depositaban uno por uno todos los juguetes que había pedido. Mi odio fue acumulándose, poco a poco, chasco tras chasco, hasta que aquella navidad decidí pedir explicaciones.
Habiéndolo dejado todo a punto, la noche del cinco al seis de enero, por primera vez en la vida, dormí como un lirón. Al despertar, temprano, salté de la cama y corrí hacia el salón para ver si mi plan había resultado. Mis padres yacían en el suelo, al pie del árbol. Las copas de moscatel en las que, antes de acostarme, había disuelto una docena de pastillas, las del cajón de arriba, el que por nada del mundo podía tocar, también estaban vacías. Yo sólo quería dejar dormidos a los reyes magos, y pedirles explicaciones después, lo prometo.
Ese día me hice mayor. Tan mayor, que no lloré cuando abrí los regalos y vi que, por primera vez en la vida, me habían traído lo que había pedido en la carta.
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Este texto se incluye en
la antología de microrrelatos navideños
que regala hoy la
Internacional Microcuentista.
Pásate por allí y descárgate la publicación.
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19 comentarios:
Esto es lo que tiene jugar con los sueños infantiles, que suceden cosas horribles y además se rompe toda la magia, es decir, uno se hace adulto. Muy buen texto, Víctor, me voy corriendo para la Internacional a ver los textos. Un beso y Felices Fiestas!!!!
El final se veía venir, peró quizá la parte tópica de este relato es lo que lo hace genial ya que no siempre se da la posibilidad de recorrer el resto de la narración en complicidad total con su autor. ¡Que los reyes te traigan lo que les has pedido y que tú nos sigas trayendo relatos como este!
Me ha gustado Víctor. Especialmente la estructura. Una estructura que va armando progresivamente el relato hasta el desenlace final. Sí, quizás se ve venir, yo no lo vi, pero eso no es lo más importante. Me quedo con la parte de la historia que no cuentas y con la profundidad de los temas que estás planteando.
Enhorabuena y feliz navidad.
Abrazos.
Víctor, el niño no tiene por qué sentirse mal, los reyes se lo ganaron. Un detalle al final, no alcanza.
Felicidades.
Ojito con no dar a los niños lo que piden, jajaja
Un saludo indio
Eso de querer matar fantasías suele traer ingratas consecuencias! jejeje
Saludos!
A mí me da la impresión de que este micro podría haberse esponjado más: es argumento para un cuento.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Pobrecito. Qué falta de sentido de la oportunidad! :P
Una buena vuelta de rosca al tema de los reyes magos. Me gustó.
Cuando ya sabes lo que realmente deseas, desaparece es genio.
Me ha gustado todo del relato. Lo que cuentas y lo que escondes.
Mi duda es si lo que pidió el niño no fue deshacerse de unos Reyes Magos tan injustos.
Un abrazo.
Uy qué rencoroso te veo, Víctor. Mira, como nos pasa a veces yo no sé si habría escrito el último párrafo. Pero me gusta en todo caso, me gusta llevarme por delante a los reyes, vale el rencoroso acabaré siendo yo.
Un abrazo muy grande y feliz 2011.
Espero que te gustara la antología, Maite. Un abrazo y disfrútala.
Pues si el final se veia venir y aun así lo has disfrutado, Arcangelo, me alegro de veras. Un abrazo.
Lo mismo te digo a ti, Agus. Feliz 2011.
Tienes razón, José Manuel, un detalle no alcanza. Hay que currárselo todo el año. O todos los años. Un abrazo.
Ya te digo, Davis, ojito con ellos. Un abrazo.
Matar la fantasía (o la imaginación) nunca es bueno, Neogeminis. Un abrazo.
Pues si te digo la verdad, Pablo, lo reduje un poco de su tamaño original a raíz de un comentario de una persona muy influyente en mis textos finales. Quizás me anime algún día con la extended version. Un abrazo.
Y mira que ya cuesta voltear más la rosca, Un Poco Rara. Gracias por comentar y un saludo. Se te extrañaba por aquí.
Tu duda final demuestra que supiste leer hasta el final el relato, Bicefalepena. Ésa era precisamente una de las columnas del micro. Una posibilidad oculta. Un abrazo.
Ya, Jesus, pero es que si no escribo el último párrafo (al comentario precedente te remito) no me habría quedado a gusto. Otro abrazo para ti.
Y A TODOS, LOS QUE ESTÁIS HOY AQUÍ Y LOS QUE HOY NO PUDISTÉIS PASAR, OS DESEO UN FELIZ 2011.
Feliz 2011 con mis mejores deseos.
Un abrazo.
Victor no quería dejar pasar el año sin desearte lo mejor para el 2011 que sigar armando tu futuro libro y enhorabuena ya de paso por este micro de iniciación, que deja ese poso triste pero que me encanta.
Un abrazo!!!
Aunque ya esté el año en marcha, Maribel, feliz 2011 a ti también.
Muchas gracias, Rosana. Deseos compartidos. Veremos que nos plantea el 2011. Un abrazo.
Ah, me lo leí de la descarga del IM, y me encantó.
Así que vendré a leerte este año.
Saludos :)
Bienvenido a las Realidades para Lelos, Un tipo. Me alegra que te haya gustado el micro. Y un placer que te pases por aquí durante el 2011. Espero no decepcionarte. Un abrazo.
Tú cuento contiene fuertes razones contra los consensos absurdos de las masas que han aceptado que de alguna forma es benéfico para los niños que crean en éstas supercherías. De ahí les abren la puerta a creer supersticiones y fraudes diversos.
Que triste desenlace puede tener una mentira.
Yo también creo que ese relato puede dar mucho más de sí. Me ha gustado mucho, con ese poso de rabia.
Felicidades por la publicación.
Nos vemos en 2012
Y además, Carlos, les ayuda a hacerse mayores. Un abrazo y buenas fiestas.
Gracias, Elena. ¿Qué quieres decir con eso de que "puede dar más de si"? ¿Que habría que retocarlo, quizás? M quedé con la duda. Buenas fiestas, Elena, y un abrazo.
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