jueves, 3 de noviembre de 2011

Plusvalía cero


Trabajamos por turnos, mañana, tarde y noche, todos los días del año, sin interrupción. Nuestro trabajo consiste en introducir el serrín en la olla, sobre la caldera, esperar que hierva e introducir la pasta resultante en la máquina que –accionada mediante un mecanismo a vapor- la convierte en cilindros de madera conglomerada, de quince centímetros de diámetro por treinta y cinco de largo que, diligentemente, arrojamos como combustible a la caldera que hace hervir la olla del serrín y que acciona la máquina a vapor.


22 comentarios:

Unknown dijo...

Si es que el paro es una medida política de opresión, está claro que trabajo hay...

Rocío Romero dijo...

Jajja, tiene razón Adrián ;-)
Víctor, aparte del bucle -que a mí me encanta- me gusta lo que no cuentas. La metáfora sobre la inutilidad de muchas acciones repetidas por memorización. Esto de ser animales de costumbre, es lo que tiene.
Besos

Rosa dijo...

Un sin fin de inutilidades. Muy bueno.

Besos desde el aire

R.A. dijo...

Lo acohonante de este micro es que tiene muchas lecturas porque va más allá de lo que cuenta. Todos somos un poco así, parece que llegamos con ese escenario montado y solo en momentos escasos de lucidez nos cuestionamos todo.
Me ha gustado mucho, Vic..
¿Cómo vamos?

Un abrazo

Maite dijo...

Me encanta este bucle que has creado y que no se nos hace presente hasta el final de la historia. Muy bien narrado.

Jesus Esnaola dijo...

Así de simple, así de triste. Me pregunto si serán muy puntillosos con las medidas de los cilindros y en su caso, qué hacen con ellos.

Buscando algo bueno a la crisis, digamos que nos da temas en abundancia.

Abrazos, Víctor.

Víctor dijo...

Adrián, bienvenido a las Realidades para Lelos y gracias por comentar. Sí, trabajo hay, pero no remunerado ni excesivo ni productivo. Un abrazo.

Más que animales de costumbres, Rocío, somos animales. A secas. Y sí, muchos trabajos son incluso menos productivos que este que cuento. Abrazos.

Gracias, Rosa. En un mundo de inútiles, unos trabajos inútiles. Abrazos desde el suelo.

Muchísimas gracias, Rosana. Me alegra (y no sabes cómo) que te guste. El gran problema sea quizás ese. Que nadie se cuestiona sus acciones. Por ejemplo: ¿por qué escribimos en un blog? ¿Por qué atornillamos sin parar en una cadena industrial? ¿Por que seguimos la corriente, con la mente en blanco? Y a la pregunta "cómo vamos" te respondo que por ahora no vamos. Sólo estamos. Que algo es algo. Un abrazo enorme, Rosana.

Gracias, Maite. Se me cruzó un poco el relato y lo colgué aquí para ser criticado y despedazado.. A ver si cambio cosas. Abrazos.

Si el cilindro cumple las medidas, al fuego; si no las cumple, a la olla, con el serrín. Vamos, que aquí no produce nadie. Otro abrazo para ti, Jesus.

manuespada dijo...

Muy buen cuento en el sentido clásico de la palabra, de los que hace pensar en una moraleja pero sin moralizar, simplemente haciendo pensar en lo inútil de muchas cosas que hacemos. En los países tercermundistas es muy típico crear trabajos que no son tales, para tener a la gente entretenida, y vamos camino de ello, como eso de hacer un hoyo y luego volver a llenarlo una y otra vez, así no piensas, solo lo haces, sin plantearte para qué es el hoyo.

Propílogo dijo...

Acabo de perder un comentario. Estaba diciendo que me parece un micro estupendo. Y que consigues varias cosas que son bien complicadas. Alabaría el uso de la segunda persona del plural, que refuerza el sentimiento de grupo, de manada...
Escribir un micro en un sólo párrafo y con sólo dos frases (una muy larga) es una apuesta seria. Y cuando funciona, como ahora, el efecto es el de un taconazo en la frente, preciso y duro.
Me parece estupendo también ese poso de reflexión que deja; como comenta Manu, evitando la moralina, pero obligando a una relectura pensativa.
Y ese acierto en el dibujo de la personificación de las máquinas como sistema al que hay que alimentar para que nos dé un trabajo que nos alimentará...
Todo aciertos, en fin.
Saludos
Gabriel

Víctor dijo...

Gracias, Manu. Al final me lo voy a creer... Si me pongo a pensarlo, creo que (mucho) más de la mitad de las cosas que hago son inútiles. Aunque habría que ir definiendo la "utilidad" e "inutilidad" de las cosas. Me asusta eso de hacer hoyos para volverlos a llenar (de hoyeros). Un abrazo, y disfruta en la presentación de Elena.

Gabriel, supongo que quieres decir la "primera del plural", ¿no? Te diré que no me había dado ni cuenta de que solo tenía un par de frases. Y sí, estoy de acuerdo en que si funcionan (no sé si aquí lo hacen) son efectivas. Sobre la moralina implícita creo que muchos de mis cuentos (y de los de Manu, y de los tuyos y los de...) tienen esa moraleja implícita. Nada, que muchas gracias por este comentario, y por el otro, muchísimas más. Un abrazo.

Sibreve dijo...

Básicamente ahí está el origen de la situación que vivimos. Muchos han estado trabajando, y con pingües beneficios, en actividades que producen cero riqueza.
Por cierto, del relato, que me ha gustado, lo que me parece muy muy muy acertado es el título.
Saludos.

Propílogo dijo...

Eso, primera del plural. Perdón.
Saludos

Gotzon dijo...

Al final es como la rueda del hamster, no conduce a ninguna parte la fórmula que describes para producir pellet, que por cierto, tambien se usa como comida para hamsters...

Pablo Gonz dijo...

Buena alegoría, Víctor, con su carga de crítica. Me recordó a una película que a veces veo en mi cabeza: árboles, vacas, trigo, fábrica de paneles solares, paneles solares. El principio y el fin: árboles y paneles solares (árboles artificiales).
Abrazos,
P

Elysa dijo...

Es un micro de pesadilla, da miedo esa inutilidad, y cansancio y desespero...

Víctor dijo...

Lo tuyo, Gotzon, también es una buena rueda. Un poco hámsters sí que somos... Abrazos.

Lo que daría por estar un par de horas en tu cabeza, Pablo, viendo esas películas. ¿Llevo yo las palomitas? Abrazos.

No da miedo, Elusa, da miedísimo. Abrazos.

Susana Camps dijo...

Una imagen potente para una metáfora que encaja en casi todas las facetas del ser humano.
Me gusta también la foto con que acompañas el texto, le da profundidad temporal (revolución industrial).
Abrazos

Víctor dijo...

Más que potente, Susana, diría absurda, inútil. Aunque esa inutilidad quizás le dé el toque potente, puede ser. Y la foto es de lo mejor que encontré, aunque tampoco era lo que yo esperaba. Una abraçada, i gràcies per comentar.

Gemma dijo...

¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? :-)
Un abrazo, Víctor

Víctor dijo...

Yo diría que primero fue el gallo, Gemma. Aunque te envío la prueba definitiva e irrefutable al correo. Una abraçada!

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Lo importante es hacer girar la rueda! ;)

Muy bueno!
Un abrazo

Víctor dijo...

Lo importante es eso, Neogeminis, pero sólo si eres un hamster. Un abrazo.