No creo en fantasmas, pero me dan miedo. Por eso, cuando solicitan desesperados mi ayuda, no dudo en hacer lo que me piden. Si tienes quejas, se las expones a ellos. Te esperan tras el sacrificio.
Este microrrelato participó -sin éxito-
en el concurso de microrrelatos de fantasmas
organizado por la Editorial Páginas de Espuma
6 comentarios:
Mejor no me quejo...
Besos desde el aire
¿Pero cuántos mandaste? Lo que le cunde a algunos... Un abrazo.
Y, ¿cómo se le pone quejas a los fantasmas? Nada bueno saldrá de ello. Por algo son fantasmas...
Un beso
No hay de qué quejarse, ¿no, Rosa? ¿O sí? Un abrazo desde el suelo.
¿Cuántos, Mar? Mejor no te lo digo. Me senté con la frase delante e hice un brainstorming de los que marcan época. Y por lo visto, dio resultado. Un abrazo.
Salga lo que salga, hay que quejarse, América. Mira, aquí (y allí, supongo que también) los políticos no hacen mucho caso, pero no por eso se calla la gente. Por lo menos, el derecho a pataleta. Abrazos.
Uf parecen recaudadores de impuestos.
Saludos
No seas tan duro, Alejo. Con los fantasmas, se entiende. Abrazos.
Publicar un comentario