sábado, 5 de septiembre de 2009

Las parcas


La vieja maquinaria, con todas las piezas de pino agrietadas por el tiempo y el uso, funcionaba a buen ritmo. La más joven de las mujeres, Cloto, hilaba la lana; a su lado, Láquesis, devanaba pacientemente la fina hebra alrededor de un carrete de cobre; Átropos, la mayor, sostenía las tijeras doradas mientras observaba embobada el hipnótico movimiento de la rueca. Todo sucedía como de costumbre. Átropos, sin saber muy bien por qué, pues la madeja no era todavía demasiado voluminosa, se dispuso a cortar el hilo. Acercó las tijeras y presionó con firmeza pero, a pesar de sus esfuerzos, el hilo se resistía. Hizo una seña a sus hermanas y el engranaje se detuvo. Las tres se miraron sorprendidas. Cogió las tijeras Cloto, y después Láquesis, aunque ambas obtuvieron idéntico resultado. Al fin, a punto de abandonar, en un último intento desesperado entre las tres, pudieron cortar el hilo. Colocaron la madeja en un rincón, junto a muchas otras, y continuaron con su trabajo.

No demasiado lejos de allí, la policía encontró el cuerpo sin vida de un varón de mediana edad tendido en el suelo de la cocina. La soga que tenía enrollada en el cuello, que al parecer no pudo soportar su peso y se rompió, como demostraba el cabo que colgaba de la viga del techo, sin duda le había provocado la muerte por asfixia. Todo apuntaba a un suicido. Sin embargo, la investigación policial, que todavía sigue abierta, no descarta el asesinato.

14 comentarios:

Andrea Carolina dijo...

me encantaria leerte pero con esta letra tan pequeña me es imposibel

ainm dijo...

Muy bueno... como siempre. Si es que ya no sé que comentario dejar, porque creo que siempre escribo lo mismo :)

Me encantan tus ocurrencias.

Anónimo dijo...

¡Asesinatoooo! ¡Pobres chicas la de los nombres tan raros! Tanto como ellas trabajando con una rueca, ¿de qué mundo de cuentos han salido?
Me gustó mucho la primera parte, y aunque el final también está bueno, me costó un poco engancharlo con la otra parte.
Víctor: Especialmente quiero agradecerte por tu comentario en el blog de Estéban. Ojalá estuviera escribiendo un libro... ¡pero, no! Aunque con este mundo de los blogs, hay muy lindo espacio para despuntar el vicio.
¡Cariños y buen fin de semana!

Miguel dijo...

Muy bueno, Victor.

¿Quién maneja los hilos de nuestra vida?

Un abrazo

Miguel

LA ZARZAMORA dijo...

Igual fue un suicisesinato, versión Shakespeare.
No sé quien era peor de las tres, ni creo en el destino..

Buen relato, inspector Víctor.

Besos

Posmoderna dijo...

Hay Victor! que pensamientos más oscuros tienes por Dios!

Fernando dijo...

Buen relato, como todos los tuyos. Encubre tantas incógnitas, tantas insinuaciones, que omprndo que el pobre hombre de mediana edad se suicidara. Un ABRAZO.

Javier Ortiz dijo...

Las Parcas en ésta ocasión no tuvieron poder de decisión; tan sólo fueron una tuerca más en la gran maquinaría del destino forzado por un suicida.

Excelente cuento. De los últimos tres que te he leído, el que más me ha gustado.

Saludos.

Anónimo dijo...

Cuando llega la hora...llega.
Estupenda tu puesta en escena con ese juego de pasado y presente, de real y ficción,de hechos y sugerencias.
Saludos de una lela.

Víctor dijo...

EL PROBLEMA NO ES EL TAMAÑO, ANGRY GIRL, SINO QUE ES BLANCO SOBRE NEGRO, Y NO AL REVÉS.

También acepto (y agradezco) críticas, Lunhe. Así que cuando no sepas qué decir...

Tienes razón, Lauri: no es demasiado evidente el hilo conductor que enlaza ambas historias. Quizás también lo cortaron ellas, las parcas, para que no se convierta en una prueba en su contra durante el juicio.

Mientras no sea Remedios Amaya, que manejó su barca pésimamente en Eurovisión, puedes estar tranquilo, Miguel.

El Emmental, querida Eva. La versión del suicisesinato gana adeptos entre el jurado popular. Aunque como encarcelen a las parcas, aquí no muere nadie...

¿Oscuros, Nicole? Considéralo un Post Post-Vacacional. Pasar del nowhere a la rutina me ensombrece la cabeza.

Yo todavía no tengo claro que se trate de un suicidio, Fenrnado. Habrá que esperar la sentencia. Y ni aun así.

O sea: obligadas a trabajar en el taller de costura clan-destino, ¿no, Javier?

Me gusta la vivisección que haces del relato, Anabel. Me ayuda a saber si mis intenciones se cumplen o no, si se comprende lo que yo tengo en la cabeza antes de escribir, y si el resultado alcanza las expectativas que le pongo.

Claudia Sánchez dijo...

Pues a mí me gusta, aunque solo sea la representación del mito, reforzada con el elemento unificador hilo-soga. Tal vez me esperaba un final mas sorprendente.
Igual me gustó.
Saludos!

Víctor dijo...

En eso estamos de acuerdo, Claudia: yo también esperaba un final más sorprendente. Otra vez será...espero. A ver si te/me/nos/les gustan más los próximos.

Rebeca Gonzalo dijo...

Consigues que los microrrelatos parezcan para el lector, sumamente sencillos para escribir. ¡Qué envidia!

Víctor dijo...

Los que más sencillos parecen, Sechat, son los que más horas de trabajo conllevan. Y recuerda que la envidia es sana (yo envidio a muchos) si te ayuda a mejorar y crecer.