Sólo cuando llego a casa y, tras deshacer las maletas y pegarme una ducha, miro las más de mil quinientas fotos de iglesias, edificios, puentes y monumentos varios en los que apenas recuerdo haber estado durante los días anteriores, sólo entonces, tirado en el sofá con una cerveza en la mano, comienzo a disfrutar de mis vacaciones.
Criptografía
Hace 3 días
18 comentarios:
Jejejejejeje, esa misma sensación tuve yo la semana pasada :-D aunque a medida que vuelven a pasar los días, las fotos se vuelven más nítidas, y vuelvo a tener ganas de meter el armario en la maleta. Bienvenido, Víctor.
Las vacaciones cada vez se parecen más a eso... sacar fotos de mil sitios sin tiempo para disfrutar, para disfrutarlas el resto de la vida (siempre que las mires de vez en cuando, las cuelgues en facebook...)
una foto ayuda a no borrar ese momento, la clave està en vivir ese momento, si no es asi no vale la pena guardar millones de pixels.
¡Relato realista si lo hay! Bienvenido al yugo!
Saludos!
A veces las vacaciones se vuelven más estresantes que el resto del año.
Saludos
Totalmente de acuerdo con la valoración de las vacaciones.
Igual, por lo menos se tiene el tiempo de tumbarse el el sillón.
Saludos.
Coincido absolutamente con lo que expresa el protagonista. Micro realista que nos enfrenta a una de nuestras caras más absurdas.
Saludos cordiales
jajajaja...suele pasar.
Saludos!
Una relato autobiográfico?? Envidio entonces tus vacaciones. Un abrazo
Pues no te creas que eso no tiene su puntito, te quitas de esos madrugones horribles para ver puestas de sol en el Serengueti que te dejan el resto del día hecho polvo.
Pues yo todavía tengo la maleta en el pasillo, Maite, no sea que pueda volver a irme unos días. Un abrazo.
De eso mismo me quejo, Anita. Pero prefiero vivir los momentos a fotografiarlos. Mi memoria se pierde más lentamente que mis pertenencias. Saludos.
Toda la razón, Garbi24. La obsesión por fotografiar los lugares nos lleva a no descubrirlos hasta que los tenemos pixelados. Una abraçada, i gràcies per la visita.
Todavía no estoy en el yugo, Claudia. Me quedan todavía unos días. Pero voy preparándome. Un abrazo.
Las más de las veces, SU, las más de las veces. Un abrazo.
Para tumbarse en el sillón hay que sacar tiempo de las vacaciones, y eso es contraproducente. Saludos a las cuatro, Marcia y cia.
Pues sí, Patricia, muy muy absurdo. Porque... ¿hay alguien dispuesto a ver las miles de fotos de un viaje ajeno? Las mías no las quiere ver nadie... Un abrazo.
Más de lo que nos gustaría, Neogeminis. Un abrazo.
En cierto modo dí, Martín. Pero sólo en cierto modo. Y cuidado, que la envidia (si no es sana) es mala. Un abrazo internacional.
Manu, yo prefiero madrugar para ver la salida del sol. Podría programar una cámara y grabarla (como propone Cortázar en un de sus cuentos) pero prefiero verla en vivo y en directo. Un saludo y un placer que pases por aquí a comentar.
Por suerte desde que están las cámaras digitales cada vez los demás tienen que tragarse menos las fotos de uno, y viceversa.
Saludos
Pues sí que es una suerte, Miguel. Esas sesiones -envidiosas- de fotos de las vacaciones son soporíferas. Un saludo.
Viva la tecnología.
Feliz vuelta de vacaciones.
Tadavía me quedan fotos por ver, o sea, que todavía me quedan vacaciones. Un saludo, Miguel.
Jo,jo... Esto me suena...
La manía de acumular "recuerdos" tangibles...
Abrazo grabado
Cuando las fotos eran en "papel" todavía eran tangibles, pero ahora, con la digitalización de todo... Un saludo, NiñoCactus.
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