martes, 13 de octubre de 2009

Prêt-à-porter

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Las persianas bajan a las nueve en punto de la noche, ocultando el interior a las miradas curiosas e insomnes de la calle. Entonces, cuando se queda sola en la tienda tras una interminable jornada laboral de la que no puede quejarse pues carece de contrato, ocupa las horas probándose vestidos, faldas, blusas y bolsos, soñando con una vida mejor, más libre. Al amanecer, después de una noche de fantasía y quimeras, vuelve a enfundarse la ropa de trabajo y se coloca en el escaparate, adoptando la rígida postura forzada de cada día, esperando que suban de nuevo las persianas.

22 comentarios:

una más... dijo...

Ha de ser dura la vida de maniquí..
siempre me han dado algo de rollo, te lo puedes creer?
Saludos ;)

Anónimo dijo...

Muy bueno, don Víctor: muy bueno.

Claudia Sánchez dijo...

Me gustó mucho la idea Víctor! me hizo acordar a la vieja película "Mannequin". Si no te molesta te robaré la idea a ver si la puedo dar vuelta (así practico).
Besos,

Posmoderna dijo...

Que pensara ese maniqui, cuando ve a tantas que sueñan en ser como ella.


Saludos!

Esteban Dublín dijo...

La visión que le das a un personaje estático, Víctor, es muy interesante. Es un hallazgo muy sutil y a la vez muy desgarrador.

Martín Gardella dijo...

Y durante el día es testigo silencioso de nuestras tristes vidas. Buen relato! Buen enfoque! Saludos

Emma Grandes dijo...

De pequeña, mi sueño era ser dependienta de mis tienda de ropa favoritas para probarme todo lo que quisiera. Está claro que ser un maniquí es mucho más duro, pero veo que puede hacer relidad mis sueños... quizá me lo piense... ;)

Miguel dijo...

MUy buen relato Víctor.
Las maniquies siempre presente sin opinión ni voto. Te imaginas ¿qué pensarán de nosotros?

Un abrazo

Miguel

Víctor dijo...

Pues sí, vida dura... y rígida. Por cierto: ¿qué tipo de rollo te dan, Un más? ;)

Gracias por el comentario, Paseante. Me alegro que te gustara.

Si me robas la idea (que tampoco es mía) para practicar, Claudia, ya me mostrarás el resultado. Ah, y la película no la he visto.

Me gustó ese enfoque positivo que encontraste, Posmoderna. Envidiosas envidiadas.

Víctor dijo...

Gracias, Esteban, pero como ves por el comentario de Posmoderna, aún se podía sacar más jugo a la idea.

Agradecido por el halago, Martín. Suerte que vosotros no soys testigos silenciosos.

Pues si te lo piensas, Emma, ya dirás en qué tienda te colocas. Pasaré a verte. Un saludo.

Prefiero no saber la opinión que tienen de nosotros los maniquíes, Miguel. No creo que fuera demasiado buena.

David Moreno dijo...

Como no me quiero convertir en un maniquí ante el escaparate de estas realidades para lelos, vengo leo y te escribo un comentario, para decirte que me gustó el relato.

Por cierto, te dejo un enlace para que leas otra versión del texto que escribiste hace poco "Feliz Aniversario"...

http://nocomentsno.blogspot.com/2009/10/aniversario.html


Un saludo lelo-indio

Víctor dijo...

Buena opción, No Comments, esa de no quedar callado como un maniquí ante un texto. Prefiero los comentarios negativos que el silencio indiferente. Y tu relato... ufff. Potente, potente. Ya te dejé comentario en tu blog pero repito: muy muy bueno. Muy recomendable. Un saludo.

Lady Jones dijo...

Mr. Victor... sí, los maniquís... y yo pensando en su sugerencia de probar... tal vez un día le sorprenda... O no...
Un beso.
LADY JONES

Javier Ortiz dijo...

Muy buena historia, Víctor. Con una gran vuelta de tuerca al final.

Saludos.

Anónimo dijo...

Como siempre, sorpresa final, una visión, una realidad paralela en la que los lelos no caemos siempre hasta que tú la pones ante nuestros ojos. ¡Enhorabuena!

Un abrazo.

Víctor dijo...

Yo también espero ese día en que me engañéis, Lady Jones. Estaré al tanto.

Gracias, Javier. Quizás cambie un poco el registro, porque al final estas vueltas de tuerca me las pillaréis a la primera. Ya veremos...

Cuando te hayas leído unos cuantos con esta mecánica, Anabel, ya verás como me costará más engañarte. Pero mientrastanto, disfruta.

Anónimo dijo...

Ese sí que es trabajo precario... A mí me siguen sorprendiendo tus microcuentos y este me ha traído a la memoria una vieja canción que empezaba "Era la Gloria vestida de tul, con la mirada lejana y azul , que sonreía en un escaparate con la boquita menuda y granate..." (De cartón piedra, de J.M. Serrat)

Víctor dijo...

Pues no conocía la canción de Joan Manuel Serrat, Mr. Xarat. Aunque me alegra que te sigan sorprendiendo mis relatos. Un saludo.

una más... dijo...

Ups.. llego un poco tarde a contestarte la pregunta pero.. rollo del malo jaj
Me dan un poco de mal rollo, igual que los encapuchados de semana santa, quizás sea una de las secuelas heredadas del cine de terror.
;)

Víctor dijo...

Casi nunca es demasiado tarde, Una más. Lo preguntaba (lo del rollo) porque hay gente -como Juan José Millás- que le da otro tipo de rollo eso de los maniquíes. Hay gente para todo.

Jesús Contreras dijo...

Para ser 'inanimado', el maniquí parece tener una vida tristísima. No sé si tan triste como lo es a veces la realidad. Necesitaría conocer más de él. Quizá uno de estos días me pare a preguntárselo.
Me encantó lo de 'no puede quejarse pues carece de contrato'. ¡Qué crudo!

Buen micro.

Un saludo

Víctor dijo...

Oye, Jesús, si te contesta el maniquí, ya me contarás qué se cuenta. Me alegra que te gustara lo de no poder quejarse por no tener contrato, y en general, todo el relato. Pero más me alegra que revuelvas entre los textos antiguos del blog. Ah, y dentro de muy poco, colgaré otro de maniquís. Un abrazo.