martes, 9 de febrero de 2010

Ilusiones

Montó el negocio convencido de que sería un éxito total. El lugar era el idóneo, solitario y sin competencia; los clientes potenciales, cansados y sedientos, no podrían resistir la tentación y pagarían las consumiciones dejando jugosas propinas. Con un poco de suerte, acabaría abriendo franquicias por todo el planeta.
Sin embargo, creyendo que se trataba de un espejismo, nadie se detuvo en su bar en medio del desierto. 

29 comentarios:

DANIEL SÁNCHEZ BONET dijo...

Está muy bien resuelto al final. el primer párrafo se lee con pasmosa tranquilidad y la idea es buena.
No me gusta tanto la intensidad del texto.

8

David Moreno dijo...

Me gusta menos que otros pero es normal, no siempre se puede rozar la perfección. Y tú lo haces a menudo.

Aún así la idea como dice Daniel no es mala.

Un saludo indio

Esteban Dublín dijo...

Pues yo creo que ustedes, queridos amigos, están siendo excesivamente exigentes. A mí, particularmente, me parece excelente. De hecho, Víctor, después de Deux Ex Machina es el cuento que más me ha gustado este año de tu autoría.

Belén dijo...

Muy bueno, si señor... eso si, la próxima vez que haga un estudio de marketing...

Besicos

Martín Gardella dijo...

Coincido con Esteban. Creo que la vara está bien alta en este micro. Me pareció excelente y sorprendente en el final. Si bien abundan los adjetivos en el primer párrafo, creo que ninguno sobra y transmiten la idea que permite dar el golpe al final. Saludos!

hugo dijo...

Hola Víctor:

Creo que Deux Ex Machina fijó uno de los listones de tus micros más recientes. Y las comparaciones, aunque odiosas, son inevitables.

Tanto en este, como en el de Las Bodas de Caná, me parece que la elboración le paga peaje al ingenio, lo cual no está mal, pero pienso que un micro no debería ser sólo eso. O quizá no y soy yo que siempre tengo que meter la pata.

salut,
hugo

Anonima Mente dijo...

Lo de las franquicias por todo el planeta...no todo es desierto en este mundo.
Un saludo,
me ha gustado
Anonima Mente

marialuisa dijo...

A mi me ha gustado mucho,
enhorabuena, se lee muy bien

saludos

Víctor dijo...

Gracias por el comentario, Daniel. Respecto a la intensidad, creo que me costará contentarte, porque acostumbro a construir mis textos bajo otros conceptos: dualidad, sorpresa final, metaliteratura, hipertextualidad, versiones o parodias... Esa intensidad que tú tanto procuras meter en tus textos, no es uno de los pilares con lo que yo sustento los míos. Así que ya veremos. Quizás algún día haya suerte y encuentres algo "intenso" por aquí. Saludos.

¿"Rozar la perfección", No Comments? Te pasas. Te pasas tres pueblos. No obstante, me alegro que te gustara. Saludos.

Ummm... Esteban, veo que por lo menos a ti sí te gustó "Deus ex machina", que lo pones de listón a superar. Haré lo posible por superar ese nivel, sin rozar el listón. Y que sean exigentes me encanta, que para eso están los comentarios. Por cierto, no te tomes a mal lo de la edad de tu entrevista, que es un halago. Un abrazo.

Si ya lo hizo, Belén, pero obviaron cuestiones mentales y psicológicoalucinatorias. Lo malo de los economistas, que sólo manejan números. Abrazicos.

Víctor dijo...

Bien, Martín, me gustó la disección del relato. Si te gustó a ti, ya me contento. Un abrazo.

No sabía yo que tanto había gustado "Deus ex machina", Hugo. ¿Que quieres decir con lo del peaje? ¿Que la idea es buena pero le falta trabajo al texto? No acabo de entenderte. Y no, no metes la pata; todo lo contrario, echas una mano. Un saludo.

Tienes razón, Anonima Mente, no todo es desierto en este mundo. Todavía. Puede que su visión de futuro sea más extensa de lo que creimos. Esto de la desertización y el cambio climático es impredecible. Un saludo.

Me alegro que te gustara, Marialuisa. Un saludo.

Carlos dijo...

Hola!
primera vez que entro aqui me ha gustado mucho seguire leyendo felicidades!!

Esteban Dublín dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Esteban Dublín dijo...

No me lo tomo a mal, querido Víctor, sé que es un halago, pero no puedo evitar sentirme como un chiquillo jugueteando con la literatura.

hugo dijo...

Hola Víctor:

Lamento haber sido poco claro.
A ver si ahora acierto.

El microrrelato ha pasado a ser el gran campo en el que todo se experimenta y todo cabe. Y esta muy bien que así sea. A mi, como lector y como escritor, me interesa siempre la historia que se cuenta, que el texto se apoye en la narración. Si el final me pilla las expectativas en fuera de juego, miel sobre hojuelas, pero para mi es secundario. Hay relatos en los que parece que lo que mande sea la sorpresa final o, dicho de otro modo, se narra en función de ese final. Todo queda centralizado por lo más o menos ingenioso que sea el cierre del relato. Por eso digo que la narración le paga peaje a lo ingenioso cuando, pienso que tendría que funcionar al revés -un ejemplo de eso es el relato de la SER ganador del mes de esnero- Yo prefiero siempre hacerle caso a los renacentistas: "escribir desarrollando el ingenio, pero sin exhibir ese ingenio, sin que se aprecie el artefacto" -Fernando de Herrera dixit-. Quizá por eso me gusta Monterroso -no El dinosaurio-
y no me gusta nada, pero nada la Ana Shuá.

No sé si te he aclarado algo o lo he liado aún más. Espero y deseo que haya sido lo primero.

¡Ah! en mi primer comentario no te quería decir que tu texto adoleciera de poca elaboración. Si así hubiera sido o te lo digo directamente o callo y espero al próximo.

He intentado econtrar un mail al que escribirte, pero o no lo tienes o es la confirmación de que soy una patata en cuestiones de informática.

perdona el comentario tan extenso.

nos leemos y nos escribimos

salut,
hugo

Gotzon dijo...

Yo creo que también es la primera vez que entro por aquí, pero si como dicen este es de tus relatos flojos, estaré encantado de seguir entrando... A mi me ha parecido cojonudo.

Voy a echar un vistazo. Saludos y estás invitado a visitar mi blog.

Víctor dijo...

Encantado de que te haya gustado, Carlos. Bienvenido a las Realidades para Lelos. Gracias por comentar y vuelve cuendo quieras. Saludos.

No esperaba menos de ti, Esteban. Y sigue jugeteando que se te da muy bien y quizás acabes ganando el juego. Ah, y no soy Martín, jejeje. Un abrazo.

Hugo, me quedó bien clarito. Sin embargo, a mí me gusta el estilo de microrrelatos que me sacuden al final, ya sea por algún tipo de anagnórisis o reconocimiento, por alguna sorpresa final, o por girarme el relato por completo. Si te das una vuelta por el blog (que creo que ya lo has hecho) te darás cuenta de ello. Muchos de mis cuentos se estructuran a partir del final, a base de encajar piezas que den dos o más sentidos al texto. Aunque éste, evidentemente, no es el caso. El del mes de enero de la SER me gusta, pero no me mata. Bueno, es cuestión de gustos. Muchas gracias por la aclaración y por el extenso comentario. Se agradece una opinión argumentada, la comparta o no. Un abrazo.

Me alegra que te gustara el blog, Gotzon. Y no, éste no es uno de los más brillantes, así que date una vuelta y compruébalo tú mismo. Lo de pasarme por tu blog, lo siento pero llegas tarde. Aunque todavía no he dejado ningún comentario en él, estuve echándole un vistazo hace unos días (no recuerdo si llegué del blog de Daniel o de quién fue). Encontré buenos textos. Cuendo tenga más timempo, me vuelvo a pasar y te comento algo. Un abrazo y bienvenido.

Anónimo dijo...

Yo pertenezco al sector menos exigente y me parece genial como resuelves en diez renglones la historia.
Saludos mío y de mi colaborador.

Víctor dijo...

Pues nada, muchas gracias, Mr. Xarat. ¿Mahatma también pertenece al sector menos exigente? Saludos y caricias a repartir.

Isabel Mª dijo...

No creo que se trate d exigencias, sino de tipo de lecturas, gustos y estilos. Es difícil ser lector entregado, dejándose llevar casi ingenuamente por el relato y crítico literario al mismo tiempo, son dos actitudes diferentes, dos tipos de lectura distintas. Yo particularmente procuro hacer la primera, dejándome llevar por las sensaciones que me produce, de ese modo el relato más perfectamente estructurado y fiel al género puede no transmitirme nada. Entonces simplemente no lo comento. En segundo lugar es una cuestión de esilos de escribir, yo me siento muy bien en los relatos que comienzo de una manera cotidiana y simple que contrasta mucho más con la sorpresa del final.
Este micro Victor me gustó mucho, justo por eso, incluso te diría que esa falta de intensidad de la que habla Daniel, yo n la percibo como tal sino más bien como la calma que precede al tsunami.

Un abrazo, Victor. Pásate por mi blog a ver quete parecen los dos últimos que he scrito.

Jesús Contreras dijo...

¡Pobre iluso! ¡A quién se le ocurre! Me gustó el golpe final.

Víctor dijo...

Gracias por el extenso comentario, Isabel. Vamos por partes. Yo procuro ser de los dos grupos, es decir, en primer lugar me dejo arrastrar -ingenuamente- por el texto, pero después, en la segunda lectura, siempre necesaria en un microrrelato, intento hacer el ejercicio crítico. Para ver dónde falla, o para ver dónde acierta, que viene a ser lo mismo. Por otro lado, no acabo de comprender muy bien lo de la intensidad que exige Daniel, porque creo que en algunos textos es necesaria y en otros (que se sustentan en otros pilares) no tanto. De todos modos, cualquyier opinión es buena y bienvenida. Te devuelvo el abrazo y ahora me paso a ver con qué me/nos sorprendes.

Sí, Jesús, pobre iluso. Pero no me negarás que montar un bar en un desierto es buena idea. Si los oasis triunfan, lo de los bares debería ser la bomba. Pero bueno, mala suerte. Un saludo.

Jesús Contreras dijo...

Hola, Víctor. No, no es mala idea. Pero, por desgracia, hay muy buenas ideas que fracasan. Seguro que el siguiente negocio le sale redondo, o al menos mejor. Te rogaría que le dieras la oportunidad de aparecer en un nuevo microrrelato en que salga mejor parado. :-)

Saludos.

Víctor dijo...

¿Qué no es mala idea, Jesús, el relato o el negocio? ¿Qué ha fracasado, el cuento o el negocio? Y sobre eso de darle una nueva oportunidad al prota... creo que se me ha ocurrido algo. Aunque no sé si saldrá mejor parado. Le daré unas vueltas y a ver si lo escribo pronto. Un abrazo.

Jesús Contreras dijo...

:-) ¡Sabía que me ibas a salir por ahí! El micro me gustó. Como ya dije, más que nada el golpe final.
El micro no es ni mucho menos mala idea. Sí el negocio, pero, claro, hay que caer en ello. ¡Hale, a darle una nueva oportunidad al iluso, que creo que la merece, aunque le pueda ir peor!

Un saludo

Víctor dijo...

Bueno, si te gustó el golpe final, ya estoy contento, porque mucho más que ese final no tenía, el cuento. Y sí, le daré al prota otra oportunidad, aunque creo que no le saldrán mejor las cosas. Saludos.

Unknown dijo...

Cuento bueno y triste,pues es evocatorio de muchas situaciones paralelas que llega uno a contemplar en la vida,la gente a veces no quiere ver lo evidente.

Víctor dijo...

En eso tienes razón, Carlos, la gente no quiere/queremos ver lo evidente. Un saludo.

bajoqueta dijo...

Potser a un altre lloc hauria triomfat... allí al desert no sé jo...

Víctor dijo...

De fet, Mònica, només cal que algú es deixi portar pel que li diu la imaginació i es cregui el miratge. Una abraçada.