Después de leer a Ovidio, Apuleyo y Kafka, tras años de perseverantes y solitarias investigaciones, de miles de experimentos inútiles y ensayos fracasados, soportando las burlas de los pocos que conocían este ambicioso proyecto que había de situarme en la élite del mundo de la ciencia, hoy, por fin, he conseguido descifrar la fórmula que permite metamorfosear un ser humano en un perro. Lamentablemente, nadie comprende ahora mis ladridos.
Criptografía
Hace 3 días
19 comentarios:
Dos oraciones, la primera , tan larga, tiene una sintaxis perfecta.La segunda, la sorpresa. Muy bien construído. La franja temporal a la que alude la historia,tan amplia, desde Ovidio al momento actual de ese perro que escribe, está resuelta en pocas líneas.
Enhorabuena.
Una fan,
he de admitir que el giro del final es maravilloso, muy creativo. Es muy bueno el golpe.
8
La parte final es muy buena
saludos
Tal vez las metamorfosis deberían estar prohibidas, si no van acompañadas de un libro de traducción e interpretación simultánea.
¡Buen relato, Víctor!
Me gustaría tener esa fórmula, sería maravilloso. Me ha gustado especialmente el final, esa especie de condena o de viaje a ninguna parte.
Excelente, Víctor. Afinando y afinando has conseguido un cuento estupendo. Te felicito.
Me encantó Victor! Este te salió redondo y perfecto. Muy bueno! Te felicito. Un abrazoa
He puesto esta nota en mi nevera:
IMPORTANTE: "No olvides inventar antes un traductor para perros".
Muy bueno el relato. Cómico y desesperanzador al mismo tiempo.
Súper cuento,y le provoca a uno pensar,como debe ser en un buen micro relato,qué con todo cambio,siempre algo se gana y algo se pierde;y aquí aunque pierde la comunicación por palabras,gana el derecho a ser nudista y a hacer el amor en la calle sin ningún preámbulo;además de no tener que dar cuentas a nadie de ningún logro,el perro con darnos su compañía y su cariño,nos dá todo.
Vivo con dos perros y son lo más cercano a un ángel que yo he conocido.
jajjaaj...estupendo, como siempre!...sin desperdicio.
Saludos!
Muchas gracias, Isabel. Muy buena disección (¿vivisección?) del relato. Da gusto tener lectores así. Un abrazo.
Me alegra que te guste el giro final, Daniel. Pero, ¿y la intensidad? ¿Nada comentas acerca de la intensidad? Un saludo.
Pues muchas gracias, Marialuisa. Se hace lo que se puede. Saludos.
Gràcies pel comentari, Pilar. A vegades, els bons descobriments resten amagats per sempre, per imcompresos. Espero tornar-te a veure per aquí. Una abraçada.
Hombre eso de convertirse en perro debe tener sus ventajas, Manu. Lo que no consiento es que los vistan con ridículos vestiditos. Me alegra que te gustara el final. Un abrazo.
Encantado de que te guste, Esteban. En realidad lo tenía escrito hace ya tiempo y si no lo colgué antes fue porque creía que ya estaba en el blog. Gracias por las felicitaciones.
Me lo voy a acabar creyendo, Martín. Un placer que fuera de tu agrado. Abrazos y buena tu entrevista.
El relato será bueno, Fernando, pero tu comentario lo supera. Todavía me río mientras imagino el post-it pegado en la nevera. Un saludo.
Carlos, si te soy sincero no había pensado en las ventajas de ser perro; sólo me imaginé el inconveniente de no poder comunicar el descubrimiento. He preparado otro micro sobre perros, así que estate atento a próximas entradas. Un abrazo.
Gracias por comentar, Neogeminis. Me gustó lo de "estupendo" pero me pareció exagerado lo de "como siempre". Un saludo.
Muy bueno, eso de comentar este relato con un "guau". Muy adecuado. Un abrazo.
abría que ladrarle a la luna, me gustó mucho
un saludo canino
Sí, Paco, eso habría que hacer. Aunque si la luna contesta la liamos... Saludos.
En este lo bordas, Víctor, me ha gustado mucho.
Tanto esfuerzo para tanta incomprensión.
Enhorabuena.
Miguel
Gracias, Miguel y... ¡¡¡guau!!! A veces, los esfuerzos sin planificación previa no sirven de nada. Un abrazo.
Estimado Víctor:
Exquisito microrrelato. ¿Puedo publicarlo en mi blog http://sobrecineyliteratura.blogspot.com?
Saludos,
Ezequiel Lavaca
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