- No sé cómo voy a soportar seis meses sin verte, Diego, después de tanto tiempo juntos.
- No te preocupes, Isabel. Me encontrarás todas las noches en tus sueños. Te lo prometo. Vendré a verte cuando estés dormida.
Seis meses más tarde, regresó Diego al pueblo e Isabel le contó que, harta de discutir con él cada noche en el mundo onírico, una madrugada, antes de despertar, decidió acabar de una vez por todas con la relación. Se levantó de la cama, salió de casa y le propuso matrimonio al cartero, un tipo simpático y atento, que aceptó sin dudarlo.
Diego, curiosamente, encajó la noticia con serenidad, como si no le estuvieran contando nada nuevo.
3 comentarios:
Pero siguieron siendo amantes oníricos. O no.
jaja las mujeres y sus filosifias!!
Pues si que supo actuar....desgraciadamente algunas ni podemos ver al cartero...UU'
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