Por culpa del zumbido de una mosca noctámbula, Peter Parker sigue dando vueltas bajo las sábanas, en su apartamento neoyorquino, sin poder pegar ojo. De pronto, gracias a sus superpoderes arácnidos, percibe el accidente en el teleférico, en las afueras de la ciudad, donde la vida de seis personas –entre ellas dos mujeres y un niño- pende literalmente de un hilo. Sólo él puede actuar con la rapidez necesaria; ni los servicios de emergencia, ni la policía ni los bomberos son capaces de actuar con tanta celeridad. Debe darse prisa: el deber le llama. Salta de la cama, se enfunda el ceñido traje azul y rojo y acude heroicamente al rescate, no sin antes lanzar por sus muñecas unos pegajosos hilillos hacia el techo y empaquetar a la mosca, con pacientes movimientos circulares, sin prisa alguna, en un sedoso capullo. El instinto es el instinto, lo demás puede esperar.
Criptografía
Hace 2 días
8 comentarios:
Juaass! Buenísimo! no iba a desperdiciar su bocadillo!
Me gustó mucho.
Saludos!
Muy divertido!!! jajaja
Gracias por pasarte por mi blog.
Besos rojos,
HR.
Nyam nyam!!
jeje...
Mira que bueno está este, deberías seguir con más de superhéroes :)
Pues esa era mi intención, Naida, darle un poco más de cancha a la serie de superhéroes. Pero me quedé un poco en blanco. A ver cuando me animo, o mejor dicho, cuando me superanimo. Un abrazo.
Buen comentario, Jesús. Me alegra que te atrapase la historia. Saludos.
Este cuento (me gustan mucho los superhéroes) es fantástico. Los instintos primarios de una araña...
Muy bueno!
En alguna acepción del término "fantástico" sí puede decirse que este relato lo es. Habla de seres fantásticos, ¿no? Es que el instinto es el instinto, Dissortat. Una abraçada i gràcies per comentar-ne un de vell.
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