Al despertar, coloca con suavidad su fría mano sobre mi muslo desnudo y sonrío; desliza la otra horizontalmente desde mi pecho hasta el vientre, dejándome las uñas marcadas en la piel, y se me escapa una risita pícara. La sonrisa desaparece al instante de mi rostro cuando noto, cerca del cuello, una tercera mano.
viernes, 17 de julio de 2009
Albada (VIII)
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12 comentarios:
¡La suegra!
Jajaja pobre tipo, me pregunto quienes eran, muy bueno.
un abrazo
se presta a muchas interpretaciones..Ud. es más avispado de lo que creen!
sentí escalofrío...
de todas formas ahí había, al menos, dos pares de manos, no?!
Un saludo
Era la mîa, se me habîa perdido, y no sabîa donde me la habîa dejado.
Cuando puedas me la mandas por correo. Vale?
Besos
Al final sentí un ligero escalofrío, jaja
Saludos!
¡Epa!
Te confieso Alejandro que mientras lo escribía no pensé jamás en esa posibilidad. Y me gusta la idea...
Campanula, tres siempre son multitud. Aunque que dejara de sonreir no significa que la noche acabara mal para él.
Tienes razón en lo de las interpretaciones Severi; Alejandro encontró otra.
En realidad, Gloria, había unos cuantos pares de manos: los de él, los de ella, los míos que los escribieron, la mano suelta...
Ahora le digo que vuelva, Eva, en cuanto acabe de probarse todos los guantes y anillos que tengo por casa.
Rélajese señor Cartero, creo que solamente se trata de ficción. Creo. Interesante su blog, pinta bien. Volveré a visitarle.
Choca esos cinco que sobran, Esteban. Epa a ti también.
Despues de una noche loca, no recordamos que hemos invitado a alguién mas a nuestro lecho. Ja,ja,ja
Un abrazo
O quizás sólo hemos invitado a una persona, Miguel, porque... ¿tu cuentas los brazos de tus ligues?
Un saludo.
Que venga la cuarta mano, la tercera pierna, boca, caderas, que venga todo.
¡¡Quiero seguir!! Pero no comentar es imposible.
Mirado de tu modo, este relato de terror se convierte en una buena minificción pseudo-erótica. Buena perspectiva la tuya, Oriana.
Un abrazo.
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