viernes, 1 de mayo de 2009

El sapo encantado


Tras pasar media tarde dándole vueltas al asunto, se le ocurrió un buen final y, con una sonrisa pícara, redondeó el relato: "...y entonces la princesa besó al sapo y éste se convirtió en un apuesto príncipe". Terminó de escribir el cuento, repartió copias por todos los aposentos de palacio y se marchó ansioso a su charca a esperar ingenuas princesas lectoras.

4 comentarios:

Esteban Dublín dijo...

¡Buenísimo!

Oriana P. S. dijo...

Jejeje, un sapito con esperanzas. Llegará lejos, quizá al trono :)

Abrazote!

Víctor dijo...

Se agradece el comentario, Esteban. Y más si viene de ti. Un saludo.

Gracias por revolver entre mis textos antiguos, Oriana. Y más que esperanzas, nuestro sapito tiene un morro que se lo pisa. Un abrazo.

Víctor dijo...

Pues sí, Jesús, y sapo muy listillo. A ver si le da frutos su idea... Un saludo.