Sí, preciosa, sí... no pares, por favor, no pares... así, así... cómo me gusta, María, cómo me... Carlos calló de repente, ralentizó el lúbrico vaivén y esperó que Carmen, jadeando a horcajadas sobre su cintura, no hubiera escuchado aquel nombre, auténtico fantasma de su pasado. No te preocupes, contestó ella mirándolo con lascivia y acelerando de nuevo el ritmo, a todos nos puede pasar, Ramón, a todos.
Criptografía
Hace 3 días
1 comentario:
jeje
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