jueves, 2 de abril de 2009

Mutilaciones


Llego a casa, me acomodo en la butaca y, todavía con los guantes de lana puestos, me voy desatando lentamente los cordones. En la calle hace un frío espantoso. Con la punta del zapato derecho empujo el talón del izquierdo. El zapato cae con un ruido sordo sobre la alfombra, pero mi pie no aparece como de costumbre al final del pantalón. El corte es indoloro y limpio, como en una ilustración de un libro de anatomía. Sin asustarme demasiado repito la operación, con ligeros cambios y algunas dificultades añadidas, pues dispongo de un pie menos, en el otro zapato. Idéntico resultado. No brota sangre de ninguna de las cuatro partes seccionadas. Curioso. Me arrastro por el salón hasta llegar al teléfono. Me quito de un tirón el guante izquierdo para buscar en la agenda tu número pero del final de la manga no surge mi mano. Cojo el bolígrafo con la única mano que me queda y escribo estas líneas. Quién sabe si serán las últimas.

Publicado también en Breves no tan breves

7 comentarios:

Oriana P. S. dijo...

¿Por qué no hay ningún comentario en esta entrada?
Seguramente el virus de los zapatos que se largan con los pies y los guantes que hacen lo mismo con las manos se ha difundido.
Desde ahora tendré más cuidado al llegar a casa.
Sálvese quien pueda.

Víctor dijo...

Hay variedad de posibles respuestas a tu pregunta, Oriana: puede que seas la primera en leerlo, puede que seas la primera a quien le inspira algo esta minificción, puede que cuando la publiqué (a principios de abril) nadie leyera todavía el blog, puede que no todos los lectores sean como tú y pocos rebusquen entre lo ya publicado a ver qué encuentran...

Por cierto, Oriana: viendo que comentaste mi primera entrada, ¿te has leído todos los relatos del blog? Si es así, te mando una medalla. Creo que ya te lo dije: lo tuyo no tiene precio.

Un fuerte abrazo.

Oriana P. S. dijo...

Jeje, no me lo he leído todo. Lo que sucede es que me gusta ser ordenada (generalmente, que el caos también tiene lo suyo). Primero lo primero.

Pero envíeme la medalla igual, que me voy a leer todo tu blog. Y sí, lo sé, soy única en mi especie, felizmente.

Petons (la única palabra que sé en catalán).

Torcuato dijo...

De vez en cuando entraré en tus antiguos escritos para deleitarme con micros brillantes como este.
Un abrazo.

Víctor dijo...

Me alegra que hagas eso, Torcuato. Yo, en los blogs que me gustan, lo hago a menudo, cuando no cuelgan nuevos micros. Y te llevas buenas sorpresas. Un abrazo.

Maribel Romero dijo...

Realmente desconcertante. Muy bien micro.

Víctor dijo...

Gracias por dejar el comentario, Maribel. El mutilado y yo te lo agradecemos enormemente. Un abrazo.