El líder de la secta, en la reunión del pasado viernes, reveló la profecía: el mundo se acabaría al cabo de una semana, es decir, hoy mismo. Horrorizados por el inminente apocalipsis, los miembros han seguido las recomendaciones del líder y, tras legar todos sus bienes a una cuenta corriente de las Islas Caimán, han llevado a cabo un suicidio colectivo. El líder, o sea, yo, no se equivoca: el mundo ha llegado a su fin. Al menos para ellos.
Criptografía
Hace 3 días
26 comentarios:
A eso llamo yo liderazgo!
Ains... no tener esa virtud!
Besos amigo!
Ingenioso, Victor, y muy bien escrito. Existen líderes así, no lo llaman secta, pero es algo parecido, nos roban sin enterarnos, y nosotros venga a trabajar y a pagar impuestos, y todo porque no se´riamos capaces de vivir con la desgracia de los demás a nuestras espaldas.
Un petò,amic meu
Me pilla en medio de la lectura de Animal farm. Napoleon is always right!. Parece que hay mucha gente dispuesta a creer lo increible
Recuerdo claramente que algo parecido hace ya bastante tiempo en una secta de suicidas.
En este caso el líder resultó ser menos "espiritual" si cabe el término! ajajaja
¿En verdad cree -el líder- que quedó solo en el mundo?
Debería mirar tras de sí...
Como dice Jesús Contreras el final algo predecible, aunque me gustó lo de que el líder no miente. En verdad y fatalmente los engañados son ellos, los miembros de la secta.
Un saludo indio
¿Cuál es el número de cuenta? Igual llego a tiempo.
Blogsaludos
Menos mal que me decidí por la otra secta.
Me gustan los relatos que apelan al humor para generar impacto. Este micro creo que lo logra. Me gustó mucho. Un abrazo
verdadero y terrible.
Menudo caimán, el líder.
Pues yo a eso, Claudia, lo llamo caradura. Un placer volver a verte por aquí y poder disfrutar de más cortitos. Un saludo.
Muy bien pensado eso, Isabel. Com diem per aquí: se'ns pixen a sobre i diuen que plou. Una abraçada.
El final sí era previsible, Jesús, aunque no buscaba demasiado la sorpresa, sino relativizar eso de que se acaba el mundo. Y que te enganchara es normal: sólo son siete líneas. Si no te enganchan siete renglones, si llegas a aburrirte a media lectura con tan poco, apago y me marcho. Un saludo.
Es que Orwell sabía por dónde iban los tiros, Arcangelo. Y no lo digo únicamente por su participación en la Guerra Civil como brigadista en el Frente de Aragón... Un saludo.
Yo también recuerdo algunos casos, Neogeminis. Quizás me basé en ése que recuerdas. Un saludo.
Me parece que está demasiado ocupado mirando en las Islas Caimán, José, como para darse cuenta de que no está solo. Un saludo.
Ahí estaba la gracia (si es que la tiene) del relato, en esa doble interpretación del fin del mundo, y no en un final sorprendente. Saludos, Indio.
La cuenta ya está cerrada y vacía, Serafín. No llegas a tiempo. Pero si estás muy interesado en hacer un ingreso puedo pasarte mi número de cuenta, o de cuento. Un saludo.
Pues vigila, Naida, porque todas son iguales. No te confíes. Un saludo.
Pues me alegro que así sea, Martín. Y más, si ese comentario viene de ti. Un abrazo.
Terrible por verdadero, Mariajesús. Si no fuera cierto, si sólo fuese ficción, no tendría nada de terrible. Un saludo.
Ya te digo, Pedro, un caimán que seguro que llora las muertes de las seguidores con lágrimas de cocodrilo. Un saludo.
Me sedujo mucho el giro final y la reflexión que se esconde detrás. Muy bien hilado y muy bien terminado. Gran dominio del género.
8.5
Un texto con una ironía cruel, pero real sobre la pasión exacerbada hacia un personaje con traje de líder.
¡Muy bueno, Víctor!
Los tenías bien amaestrados, porque nadie chistó cuando vieron que te ibas sin ellos...
Besicos
Un final algo predecible, Víctor, pero sigue asombrandome tu capacidad de sintesis para narrar.
Un abrazo.
Miguel
Todo un profeta... jeje
Hay más de reflexión (irónica) que de giro final sorpresivo, Daniel. Gracias por pasarte por aquí y un saludo.
Muchas gracias, Javier. Es cruel precisamente porque es real. Un saludo.
Ya pasa eso con los seguidores de sectas, Belén, que no se enteran de nada. Saludicos.
Insisto, Miguel, en que el final no pretendía ni ser muy sorprendente ni sustentar el peso del relato. Un saludo.
Todo un listillo, diría yo, Gotzon. Un saludo.
Es veia a venir. De cap a peus. La primera i la segona lectura. I si jo ho he entés, que sóc la més justeta dels teus lectors, no tens excusa. Ho sento, vot negatiu...
D'acord, Lo, no tinc excusa. Era previsible. Però tampoc volia aguantar el conte amb la sorpresa final. Com li deia al Daniel, buscava més una reflexió més o menys irònica que un final impactant. Però m'ho apunto. A veure què et sembla el següent. Ah, i de justeta... poc. Potxons.
Pues yo no lé, Víctor, pero en realidad me pareció demasiado predecible.
No sé qué quisiste decir con "lé" (supongo que "sé") pero te doy la razón: bastante previsible. Aunque te remito a los comentarios precedentes; no buscaba que la sorpresa fuese el sostén del relato. Un abrazo, Esteban, y gracias por comentar.
Qué aprofitat!! jajaja
Com la majoria de líders, Mònica, tant sectaris, religiosos o polítics. Una abraçada.
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