Oigo tu respiración entre las sábanas, hipnótica y relajada, e intuyo tu presencia a mi lado. Abro los ojos para descubrirte de nuevo, como cada mañana, y apoyado en la almohada, frente a mí, encuentro mi rostro desencajado, simétrico, mirándome fijamente con la misma expresión de espanto que debo tener yo ahora.
Criptografía
Hace 2 días
12 comentarios:
Debe ser terrorífico encontrarse con uno mismo de esa manera... Muy imaginativo!!!
Besos rojos,
HR.
...Y cada vez me gustan más!
Saludos!
Jo!! Qué susto!! eso me ocurre a mî también por las mañanas cuando me miro al espejo: Puta que ojeras!! Después del café, la cara lavada y recién peinà ya es otra cosa.. (sonrîo)
Un beso.
Me ha gustado, volveré a visitarte
Mmm... Què bé!! -potser el comentari no és adequat a un conte que realment aconsegueix crear tant neguit, però mira, m'ha donat la gana de ser efusiva...-
Sí, HR, es terrorífico; y la gente todavía viaja a la India para encontrarse consigo misma...
Claudia, y yo cada vez me alegro más de que te gusten más. Saludos cortitos! Por cierto, me costó tres visitas a tu blog descubrir mi ojo en la imagen del penúltimo post.
Eva, ya será menos... el otro día mientras te mirabas en el espejo, entré en tu cuerpo -todavía buscando el mío, ya ves- y no me asusté al ver tu reflejo. Un saludo!
Meiguiña, grazas por visitar o meu blog. Podes volver cando queiras.
Saúdos lelos!
Tranqui, Ló, a vegades els monosíl·labs, o els silencis, diuen més que les llargues parrafades.
Genial, Victor.
Real como la vida misma...
Un beso,
Genial. Genial, de verdad.
Andaba buscando la primera Albada y la encontré. Y me sorprendí. Me imaginé a mi cara mirándome con cara de espanto y casi me desmayo.
Muy bueno, Víctor.
O ficción como la vida misma, Clara.
Gracias Esteban. De verdad.
Me alegro que te gustara, Naida. Aunque la verdadera primera albada, como dice Martín, es la novena:
http://realidadesparalelos.blogspot.com/2009/09/albada-ix.html
Un saludo a todos.
Acá estoy, zambulléndome. Vaya manera de empezar.
¡¡Increíble!!
Abrazos.
Puedes zambullirte sin miedo, Oriana; la piscina está llena de albadas.
Abrazos.
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