Claro que puedes hacerlo, Chus, cómo no vas a poder. Sólo es una multiplicación. Y de las fáciles. Venga, por favor, por lo menos esfuérzate un poco, hazlo por nosotros. Sabes que confiamos en ti, eres capaz de esto y de mucho más. Inténtalo, por lo menos. Además, hasta que no termines la multiplicación no podemos ir a comer, ya lo sabes. Primero son las obligaciones. Y mira ya qué hora es. Nosotros empezamos a estar hambrientos, ¿tú no? Está bien, si quieres te podemos ayudar un poco, pero debes hacerlo tu solito, ¿de acuerdo?
Harto de tanta insistencia, Jesús cogió los panes y los peces, y los multiplicó.
10 comentarios:
jajajaja Simplemente excelente!!! Te superas día a día...
Besos rojos,
HR.
Pobre Chus, seguro que ahora le toca enceder el fuego y preparar la barbacoa también. Si es que no ser puede ser tan bueno como un Dios y querer ser capaz de poder lograrlo todo.. je, je..
Besos
Me recordaba a mi hijo haciendo las multiplicaciones, pero Jesús le superó...,ja,ja,...
Un besito,
No creas, HR, lo que pasa es que la Biblia es un filón casi sin fin. ¿Qué te voy a contar a ti, después de tu relato del Papa ligón?
Personalmente més gusta más otro anterior: Juan 6. 16-21 bis, échale un vistazo si te sobran un par de minutos. Saludos rojos!
Mientras no le toque fregar los platos, Eva, ya puede estar tranquilo. Pero prefiero el milagro de la conversión del agua en vino: multiplicar sólidos es un juego de niños, lo complicado es transformar líquidos, requiere más estudio.
Vigila a tu niño, Clara, cuando haga sus ejercicios cerca de la despensa. Saludos a tu rincón!
No sé qué diría Chus si viera a lo que ha llegado, con los siglos, su antiAritmética. Un saludo.
Jajaja Muy cómico e inesperado final, eso es lo mejor.
Un abrazo.
Seguro que convertía el agua en vino y se liaba a beber, Xarat.
No, Naida, lo mejor es saber multiplicar con esa facilidad.
Sí le llamé Chus, Jesús, fue sólo para despistar y no dar una pista demasiado evidente al lector que estropearía cualquier posibilidad de sorpresa final. Un saludo.
Emmm... pues yo sí que me imaginaba el final, pero ha sido una verdadera delicia leerlo.
Muy bueno, como siempre, Víctor.
Abrazos.
Leyéndome como me lees, Oriana, es normal que intuyeras el final. No queda demasiado oculto. Pero si te llego a pillar despistada... Un abrazo.
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